El miércoles, 8 de mayo, los alumnos del Programa de Acompañamiento Escolar (PAE), acompañados por sus profesores Obdulio y Paqui, inauguraron una placa con el nombre del poeta a la entrada del aula multiusos que hay junto al comedor. Pero esta es una historia de largo recorrido y varios son sus protagonistas.
Todo empezó hace ya algunos años cuando el ayuntamiento decidió, por arte de birlibirloque, que la casa del conserje debía dedicarse a otros menesteres. Carlos tuvo que abandonar a toda prisa y un poco a la remanguillé la que había sido su casa hasta entonces.
La idea fue acogida favorablemente, al principio con timidez, pero poco a poco fue ganando adeptos, hasta el día de hoy en el que todos los alumnos, maestros y familias de Rajoletes ya la conocen con ese nombre. Allí se celebran reuniones, conciertos, teatros, bailes, gimnasia cuando llueve... de tal manera que el nombre se asocia sin dificultad a actividades divertidas y gratificantes. ¿Qué mejor destino para un poeta que su nombre evoque sensaciones placenteras?
Hoy, se ha dado un paso más y se ha instalado un placa de cerámica que los alumnos del PAE han elaborado con la ayuda de María. La inauguración se ha llevado a cabo con toda la solemnidad que el acto requería. Se ha escuchado el himno de Riego y se ha procedido a la lectura colectiva de algunos de los poemas más entrañables de Miguel Hernández.
Actividades como esta son las que hacen grande a una escuela.
Algún dia todo esto será el pasado de algún futuro.
ResponderEliminarA dia de hoy, en un contexto tan ingrato, es loable y debería ser ejemplarizante.